4.17.2021

Doña Disparate

María Elena junto a Juan Ramón Jiménez

Seguro que pensáis que tenemos predilección por la poesía de María Elena Walsh, como por casi todos los autores que os acercamos. Os dejamos el enlace a la página de su fundación:
 Disfrutad de estos dos poemas.

JUANCITO VOLADOR
Juancito quiere volar
sentado en un barrilete.
Sus amigos lo remontan
con su trompo y so bonete.
Se encuentra con una nube,
con una nube muy rubia,
que está bordando un pañuelo
con los hilos de la lluvia.
Juancito sigue volando
y se encuentra con el viento,
que tiene una capa verde
por afuera y por adentro.
Sube un poco más arriba
y se encuentra con la Luna,
que está haciendo una empanada
de caramelo y azúcar.
Sube un poco más arriba
y se encuentra con el Sol,
que tiene un palacio de oro
y está muerto de calor.
Encuentra muchas estrellas
que juegan a la escondida,
y a una palomita blanca
que en el cielo está perdida.
Los árboles lo saludan
cuando Juancito aterriza.
Sus amigos le dan tortas
y su mamá una paliza.
María Elena Walsh

DOÑA DISPARATE
Doña Disparate,
nariz de batata,
se olvida, se olvida
de cómo se llama.
Se olvida el rodete
detrás de la puerta,
duerme que te duerme
cuando está despierta.
Se quita el zapato,
se pone el tranvía,
bebe la botella
cuando está vacía.
No sabe, no sabe,
y aprieta un botón
para que haya luna
o se apague el Sol.
Oye con el diente,
habla con la oreja,
con un cucharón
barre la vereda.
—¡Señor boticario,
véndame tornillos!
—¡Señor verdulero,
hágame un vestido!
¡Guau! dice el felpudo.
¡Miau! dice la jarra.
¡Que yo soy el perro!
¡Que yo soy la gata!
Doña Disparate,
nariz de merengue,
se “ecovica”, digo,
se equivoca siempre.
María Elena Walsh

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