5.07.2015

Arde la biblioteca de Don Quijote

 Capítulo VI.
Del donoso escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingeniosos hidalgo.
Pep Montserrat. Premio 1995."Quixot
Öscar Villán. Premio 1999.

El cual aún todavía dormía. Pidió las llaves, a la sobrina, del aposento donde estaban los libros, autores del daño, y ella se las dio de muy buena gana. Entraron dentro todos, y la ama con ellos, y hallaron más de cien cuerpos de libros grandes, muy bien encuadernados, y otros pequeños; y, así como el ama los vio, volvióse a salir del aposento con gran priesa, y tornó luego con una escudilla de agua bendita y un hisopo (1), y dijo: 
 -Tome vuestra merced, señor licenciado: rocíe este aposento, no esté aquí algún encantador de los muchos que tienen estos libros, y nos encanten, en pena de las que les queremos dar echándolos del mundo. 
Causó risa al licenciado la simplicidad del ama (2), y mandó al barbero que le fuese dando de aquellos libros uno a uno, para ver de qué trataban, pues podía ser hallar algunos que no mereciesen castigo de fuego. 
-No -dijo la sobrina-, no hay para qué perdonar a ninguno, porque todos han sido los dañadores; mejor será arrojarlos por las ventanas al patio, y hacer un rimero dellos (3) y pegarles fuego; y si no, llevarlos al corral, y allí se hará la hoguera, y no ofenderá el humo (4). 
Lo mismo dijo el ama: tal era la gana que las dos tenían de la muerte de aquellos inocentes; mas el cura no vino en ello (5) sin primero leer siquiera los títulos. Y el primero que maese Nicolás le dio en las manos fue Los cuatro de Amadís de Gaula, y dijo el cura: 
-Parece cosa de misterio ésta; porque, según he oído decir, este libro fue el primero de caballerías que se imprimió en España, y todos los demás han tomado principio y origen déste; y así, me parece que, como a dogmatizador de una secta tan mala, le debemos, sin escusa alguna, condenar al fuego. 
-No, señor -dijo el barbero-, que también he oído decir que es el mejor de todos los libros que de este género se han compuesto; y así, como a único en su arte, se debe perdonar. 
-Así es verdad -dijo el cura-, y por esa razón se le otorga la vida por ahora. Veamos esotro que está junto a él. 
-Es -dijo el barbero- las Sergas de Esplandián, hijo legítimo de Amadís de Gaula. 
-Pues, en verdad -dijo el cura- que no le ha de valer al hijo la bondad del padre. Tomad, señora ama: abrid esa ventana y echadle al corral, y dé principio al montón de la hoguera que se ha de hacer. 
Hízolo así el ama con mucho contento, y el bueno de Esplandián fue volando al corral, esperando con toda paciencia el fuego que le amenazaba.
El ingenioso  hidalgo Don Quijote de la Mancha. Primera parte. Miguel de Cervantes.
Glosario.
1. Rama para rociar el agua bendita, 2. Ingenuidad, 3. Montón de ellos, 4. No molestará el humo. 5. No lo aceptó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario