Hasta hace no mucho tiempo,sólo unos pocos conocían al poeta, pero fue gracias a la musicalización de sus poemas, como muchos empezaron a acercarse a su obra.
Cuento inédito del poeta |
Ya el curso pasado iniciamos nuestro modesto y particular homenaje al autor del "Cancionero y Romancero de Ausencias" (que por cierto nunca vio publicado), en nuestra escuela no es necesario el "Año Hernandiano" para leer sus poemas, pero no podríamos dejar pasar por alto el evento que se celebra hoy, si sirve para que recordemos la humanidad y obra de Miguel Hernández, cuyos poemas siguen siendo actuales y tremendamente necesarios.
También la Luna se sumará al homenaje del creador de "Peritos en Lunas", a la que se enviará una cápsula con extractos de esa obra.
El catedrático José Carlos Rovira, nos cuenta en el siguiente texto extraído del El Cultural del diario El Mundo, como consiguió quizás su última obra inédita un cuento titulado "Un hogar en el árbol"
Su propietario me los puso delante en noviembre de 2009. Se trata de seis pequeñas hojas de 12x19 cm., con doce caras escritas y con dibujos, cosidas en la parte superior por un hilo de color ocre; tienen los bordes envejecidos e irregulares. Por el tamaño y la descripción anticipo ya que son hojitas de papel higiénico con las que se formó un pequeño cuaderno que tiene al final varias hojas en blanco. El texto está formado por cuatro relatos infantiles y tienen por su cronología posible la condición de ser los últimos escritos del poeta, que había llegado al Reformatorio de Adultos de Alicante, desde el penal de Ocaña, a fines de junio de 1941. Es el último viaje de Miguel Hernández quien, en sus cartas de este período, tiene dos obsesiones claras: el reencuentro con su mujer y poder ver a su hijo Manuel Miguel a quien, con dos años y medio, lleva un año y medio sin haber podido abrazar.
Terminaremos de la mejor forma posible con la poesía del autor de "Vientos del pueblo", que se sumarán a las que ya desde este espacio hemos disfrutado. En el vídeo que acompaña el poema, el propio intérprete del poema musicado, nos cuenta el origen del nacimiento de esta bella y triste poesía.
Nanas de la cebolla
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Miguel Hernández.
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