Muchos son los homenajes que se sucederán, aunque sin duda de lo más destacado fue la presentación que se hizo el día 26 de enero, en el Centro de Arte Moderno, de una edición de bibliófilo, con tres historias inéditas de cronopios y de famas. Esta edición contará con una tirada de sólo cien ejemplares, con la escritura del texto a cargo del calígrafo Josemaría Passalacqua e ilustraciones de la artista italiana Judith Lange.
Pero ahí no queda la cosa. A finales de 2006 su viuda y heredera, Aurora Bernárdez, junto al estudioso de su obra Carlos Álvarez, parece ser que encontraron un cajón lleno de material inédito de Cortázar, parte del cual sería el anteriormente mencionado. Este material ha sido recopilado en un libro de 450 páginas, que será publicado simultáneamente en España y Argentina por la editorial Alfaguara el próximo mes de mayo.
A continuación os trascribo un poema (para mí es poesía) de Cortázar que me gusta de manera especial. Ahora ya no hay que darle cuerda a los relojes, pero en mis tiempos sí era necesario y desde la primera vez que lo leí, siempre que acudía al rito de darle cuerda a mi primer y preciado reloj Cauny me acordaba de él.
Y recordad un día sin leer y sonreír es un día perdido.
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
» Texto: Pedro Díaz (Coordinador Proyecto 'Lectura y Biblioteca')
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