2.26.2016

La regadera, el autobús y la ropa tendida

De nuevo Elsa Bornemann, nos acerca de forma divertida a los objetos más comunes.
La ropa tendida
¡Gente divertida
la ropa tendida!
Allí van, en coches
modelo Ford Broches.
¡Mírenlos!  ¡Qué risa!
La pobre camisa
está muy cansada
dando bofetadas
al aire que va,
de aquí para allá.
Doña Camiseta
tiene una rabieta
con su hijo mayor,
Juan Repasador.
Allá, un pantalón
baila “El Pericón”
con su bella esposa,
la sábana rosa.
Y ¡uy!  ¡Qué tragedia!
Las hermanas medias
juntitas colgadas,
están casi ahogadas.
(Por tan retorcidas
se les va la vida).
Sus novios, los guantes,
lloran adelante.
Sus lágrimas son
con gusto a jabón;
caen, despacito,
formando un charquito.
¡Gente divertida
la ropa tendida!
Elsa Isabel Bornemann

Llora la regadera
¡Oh!  ¡Llora la regadera!
No quiere ser jardinera…
Kilos de lágrimas tira
hacia la tierra que mira,
y las plantas enojadas
con sus chinelas mojadas
le gritan:  —¡No llores más
y vete a dormir en paz!
Se traga quince secantes
pero aún no es bastante.
Llora tanto, pobrecita,
que ahoga a una margarita.
En su nariz amarilla
el agua brilla que brilla…
y en vez de una margarita
parece una mar…  chiquita.
Elsa Isabel Bornemann

Habla el colectivo
Mi cuerpo es de lata
toda pintada
y de goma mis patas
bien reforzadas.
Sí.  Tengo pies redondos
como manzanas
y muchos ojos grandes
que son ventanas.
Hay asientos de cuero
en mi barriga
y la lleno de gente
como de hormigas.
Yo nací en un taller
no sé por dónde.
Soy hijo de un tranvía
que llegó a conde.
Como un día lo echaron,
quedó sin plata,
por eso estoy yo ahora
traca que traca.
Mi primo es un taxi
muy poligriyo,
siempre de traje negro
con amarillo.
Por la ciudad yo ando
todos los días.
¡Siempre el mismo camino…!
¡Quién lo diría!
Un número es mi nombre
y mi apellido
lo sabe todo el mundo.
¡Muy conocido!
Nací en Buenos Aires
y aquí yo vivo
para servir a ustedes:
El Colectivo.
Elsa Isabel Bornemann


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