12.08.2012

La historia de Pétalo

Os acercamos con esta lectura, la historia de Pétalo, uno de los pocos supervivientes de lince ibérico que nos quedan. Aunque tenemos la mayor población de linces de toda la península ibérica, muy cerca de nosotros, en la Sierra de Andújar. 
Este texto proviene del boletín El Gato Clavo,de su edición de octubre-noviembre del presente año.Disfrutad de su lectura y espero que os incite a reflexionar sobre nuestro entorno medioambiental.

 La historia de Pétalo.
En primavera de 2002, el personal de campo de los socios del proyecto LIFE de la Fundación CBD-Hábitat confirmaron que Lupe, hembra del valle del Jándula, Andújar, había sido madre de tres ca-chorros cerca del embalse del Encinarejo. Pétalo era uno de estos cachorros, hermano de Cactus y Burbuja (nombres inspirados en la serie de dibujos de “las supernenas”).
Pétalo se capturó por primera vez en invierno de 2006 para instalarle un collar radio-emisor que permitió conocer sus movimientos con detalle de ahí en adelante. Con cuatro años de edad Pétalo, ya adulto, pesó 16, 5 kg, el lince de mayor peso entre los más de 300 linces chequeados a lo largo de los proyectos Life-Lince.
En otoño de 2008 se avistó a Pétalo con unas terribles heridas por toda la cabeza, presumiblemente a consecuencia de un encuentro con Cerrajero, un lince competidor de su área de campeo. Se preparó un dispositivo de captura que concluyó con éxito en pocos días. Las importantes heridas parecían consecuencia de una fuerte pelea. Tras un par de semanas de curas en el centro de recuperación El Blanqueo (Granada), Pétalo quedó recuperado y se liberó de nuevo en su territorio habitual. Este lince resultó ser un asiduo visitante de la un área semiurbanizada de la Sierra de Andújar llamada Las Viñas de Peñallana, donde campeaba libremente entre casas, piscinas, gente y gallineros...
Durante su último año de vida, Pétalo realizó varios movimientos largos fuera de su territorio habitual. Esas excursiones eran de pocos días de duración, pero el último de estos viajes le llevó hasta las casas más periféricas de la población de Andújar, donde se le pudo fotografiar, entrando en dos gallineros. La proximidad a su territorio de los gallineros con comida fácil, promovió una actitud que no es la habitual de esta especie.
EL pasado 9 de Octubre, la señal de su collar emitía con una frecuencia que indicó que Pétalo estaba muerto. Con 10 años de edad, fue encontrado entre la vegetación del cauce de un pequeño arroyo sin más síntomas externos que una delgadez poco usual para el que fue el lince más grande de la sierra, pero no tan extraña dada la edad del ejemplar. Actualmente se está a la espera de los resultados definitivos de la necropsia.
El nacimiento de Pétalo coincidió en tiempo con el momento de la historia en que menos linces han habitado la Península Ibérica, menos de 100. Tras más de un siglo viendo como desaparecía su especie, Pétalo y los de su generación han sido los primeros linces que han visto como su número comenzaba a crecer. Es muy buen síntoma en cuanto a la supervivencia individual de los adultos, que ya sea habitual que linces los llegan a edades seniles, y mueran de viejos e indica que la recuperación de las poblaciones de lince ibérico es posible. En los últimos diez años se ha llegado a triplicar el número de linces en la Península Ibérica. Para continuar con este progreso se necesita el compromiso y dedicación de todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario