El niño somalí.
(Dedicado a los mayores)
Hoy tengo la gripe,
pero no me duele la espalda.
Hoy solo me duele la mirada
de ese niño somalí.
Es un niño que no tiene nada.
Niño sin juguetes, sin comida,
sin agua.
Estuve allí,
y le dije al niño somalí:
-Te traigo unos cuentos.
Y el niño me dijo con la mirada:
-Yo no estoy para cuentos
ni para nada.
Hoy yo tampoco estoy para versos
porque me duele la mirada
de ese niño de Somalia.
Gloria Fuertes.
Este otro poema de Gloria Fuertes no es la versión original, ya que algunas expresiones se suavizaron en esta versión posterior, más apta para los niños. (Gloria Fuertes, aunque muchos no lo sepan, escribió gran parte de su obra para adultos)
Hablan los pastores.
(Villancico)
¡Ya está bien, que se va a helar!
Tanto adorar al Chaval
y nadie tiene reaños
de darle sus propios paños,
sus sayas o su morral.
Tanta mirra y tanto incienso,
y Él desnudito en el pienso
-pienso que nadie le quiere-.
Su tiritera me hiere,
en esta noche tan bruta.
¡Muchachos, traed viruta,
vamos a hacer una hoguera,
antes de que se nos muera
de frío la Salvación!
Juntad todas las banderas
y haced una colcha loca,
porque Dios está en pelota
Gloria Fuertes.
El poeta Premio Cervantes en 1979, Gerardo Diego, escribió varios poemas con este tema, aquí os proponemos uno de ellos.
Villancico del Rifador.
¿Cuánto me dan por la estrella y la luna?
¿Cuánto me dan por el Niño y la cuna?
Este es un Niño sin padre ni abuelo,
este es un Niño nevado del cielo.
¿Cuánto me dan, que lo vendo barato
cuánto me dan, que lo doy sin contrato?
Este es el Niño que mamaba ahora.
Ríe despierto y en durmiendo llora.
Casi de balde la flor del mercado.
¿Cuánto me dan, que lo doy regalado?
Este es el Niño verano en invierno.
Este es el Niño que aniña lo eterno.
¿Cuánto me dan, que lo doy sin subasta.
¿Cuánto me dan por la fruta en canasta?
Este es el Niño que viene a dar guerra,
Viene a dar paz por amor de la tierra.
¿Cuánto me dan? Por moneda no quede.
Una lágrima sola que tiemble y que ruede.
Este es el Niño de la rifa loca
que todos le juegan y a todos les toca.
¿Cuánto me dan por la buena fortuna?
¿Cuánto me dan por el Niño y la luna?
Gerardo Diego.
Este breve poema se lo debemos a uno de los representantes de la poesía y el teatro del Siglo de Oro, Félix Lópe de Vega y Carpio.
¡Alegría, zagalas,
valles y montes,
que el zagal de María
ya tiene nombre!
Corred, arroyuelos,
cándida leche;
los corderos retocen,
canten las fuentes
y las aves alegren
con sus canciones.
¡Qué el zagal del María
ya tiene nombre!
Lópe de Vega.
Para terminar, será Federico García Lorca con parte de su poema San Gabriel.
San Gabriel.
anchos hombros, fino talle,
boca triste y ojos grandes,
nervio de plata caliente,
ronda la desierta calle.
Sus zapatos de charol
rompen las dalias del aire,
con los dos ritmos que cantan
breves lutos celestiales.
no hay palma que se le iguale,
ni emperador coronado,
ni lucero caminante.
Cuando la cabeza inclina
sobre su pecho de jaspe,
la noche busca llanuras
porque quiere arrodillarse.
Las guitarras suenan solas
para San Gabriel Arcángel,
domador de palomillas
y enemigo de los sauces.
San Gabriel: El niño llora
en el vientre de su madre.
No olvides que los gitanos
te regalaron el traje.
Federico García Lorca.
Muy agradecido por transcribir parte de mi trabajo de selección de poesía navideña. Pero el Mester de Clerecía es del siglo XIII.
ResponderEliminarFernando Carratalá