1.28.2011

Cuando yo era el niño Dios

Hoy abrirá la que fuera la casa del poeta en Moguer, sus puertas como museo dedicado a la memoria del autor de "Platero y Yo". Él siendo niño la describió de esta manera con su lenguaje infantil:"A mis 4 años (me dicen parientes y conocidos de Moguer) yo contaba a todos que vivía en una casa atul marino, orilla de los ríos Odiel y Tinto de marismas ocres y moradas".  Por ello esta semana nos acompañará en nuestro rincón poético, con un poema en el que recuerda su infancia en la misma.

                   










                                                Cuando yo era el niño Dios.
      Cuando yo era el niñodios, era Moguer, este pueblo,
una blanca maravilla; la luz con el tiempo dentro.
Cada casa era palacio y catedral cada templo;
estaba todo en su sitio, lo de la tierra y el cielo;
y por esas viñas verdes saltaba yo con mi perro,
alegres como las nubes, como los vientos, ligeros,
creyendo que el horizonte era la raya del término.

Recuerdo luego que un día en que volví yo a mi pueblo
después del primer faltar, me pareció un cementerio.
Las casas no eran palacios ni catedrales los templos,
y en todas partes reinaban la soledad y el silencio.
Yo me sentía muy chico, hormiguito de desierto,
con Concha la Mandadera, toda de negro con negro,
que, bajo el tórrido sol y por la calle de Enmedio,
iba tirando doblada del niñodios y su perro:
el niño todo metido en hondo ensimismamiento,
el perro considerándolo con aprobación y esmero.

¡Qué tiempo el tiempo! ¿Se fue con el niñodios huyendo?
¡Y quién pudiera ser siempre lo que fue con lo primero!
¡Quién pudiera no caer, no, no, no caer de viejo;
ser de nuevo el alba pura, vivir con el tiempo entero,
morir siendo el niñodios en mi Moguer, este pueblo!
Juan Ramón Jiménez

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