6.18.2015

La flor más grande del mundo


Recordamos ahora la desaparición de Saramago, en concreto el día 18 de junio de 2010, hace ya cinco años, seguro que de seguir con nosotros algún que otro libro más nos hubiera regalado.
Es por eso que rescatamos esta entrada antigua de nuestro blog.

Este precioso libro, escrito por el Premio Nobel José Saramago, narra las aventuras de un niño que se convierte en héroe y debe salvar una flor que se muere de sed. Las ilustraciones del libro contribuyen a aumentar el valor de la narración, en ellas aparece el propio Saramago en su oficio de escritor. Es una historia merecedora de leerla y conservarla en vuestra biblioteca. La ficha del libro es la siguiente: "La flor más grande del mundo". José Saramago. Ilustraciones de Joao Caetano. Editorial Alfaguara. 2001.

Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, por que los niños al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena.
Porque, además de saber elegir las palabras, es necesario tener habilidad para contar de una manera muy clara y muy explicada, y una paciencia muy grande. A mí me falta por lo menos la paciencia, por lo que pido perdón.
Si yo tuviera esas cualidades, podría contar con todo detalle una historia preciosa que un día me inventé, y que, así como vais a leerla, no es más que un resumen que se dice en dos palabras... Se me tendrá que perdonar la vanidad de haber pensado que mi historia era la más bonita de todas las que se han escrito desde los tiempos de cuentos de hadas y princesas encantadas...
¡ Hace ya tanto tiempo de eso!
En el cuento que quise escribir, pero que no escribí, hay una aldea. ( Ahora comienzan a aparecer algunas palabras difíciles, pero quien no la sepa, que consulte en un diccionario o que le pregunte al profesor)
Que no se preocupen los que no conciben historias fuera de las ciudades, ni siquiera las infantiles; a mi niño héroe sus aventuras les esperan fuera del tranquilo lugar donde viven los padres, supongo que también una hermana, tal vez algún abuelo, y una parentela confusa de la que no hay noticia.
Nada más empezar la primera página, sale el niño por el fondo del huerto y, de árbol en árbol, como un jilguero, baja hasta el río y luego sigue su curso, entretenido en aquel perezoso juego que el tiempo alto, ancho y profundo de la infancia a todos nos ha permitido...
Hasta que de pronto llegó al límite del campo que se atrevía a recorrer solo.
Desde allí en adelante, comenzaba el planeta Marte, efecto literario del que el niño no tiene responsabilidad, pero que la libertad del autor considera conveniente para redondear la frase. Desde en allí en adelante, para nuestro niño hay sólo una pregunta sin literatura:
"Voy o no voy" y fue...(...)
José Saramago.

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