El poeta gaditano de Arcos de la Frontera, Carlos Murciano nos deja dos breves y preciosos poemas.
El caballo bayo
Las crines al aire,
detrás de la valla,
el caballo bayo
relincha y se enfada.
Quiere ir a los prados,
galopar sin trabas,
cruzar el arroyo,
beber en la charca.
Quiere ser tan libre
como son las águilas
que vuelvan sin prisa
sobre las montañas;
Libre como el viento,
libre como el agua
y como las nubes
que pasan y pasan.
El caballo bayo
se saltó la valla
y pace los tréboles
de la madrugada.
Carlos Murciano.
El reloj
Esto de no ser más que tiempo espanta.
La solución bajo el costado izquierdo:
un fiel reloj al que jamás me acuerdo
de darle cuerda y, sin embargo, canta.
Canta con un martillo en la garganta,
mas sé que estoy perdido si lo pierdo.
A martillazos vive su recuerdo.
Sin embargo, ni atrasa ni adelanta.
A veces se le olvida hacer ruido.
A veces hace por salir del nido
y si no lo consigue, humano, llora.
A veces suena a Dios. De todos modos
es un reloj y un día, como todos,
se quedará parado en cualquier hora.
Carlos Murciano
La solución bajo el costado izquierdo:
un fiel reloj al que jamás me acuerdo
de darle cuerda y, sin embargo, canta.
Canta con un martillo en la garganta,
mas sé que estoy perdido si lo pierdo.
A martillazos vive su recuerdo.
Sin embargo, ni atrasa ni adelanta.
A veces se le olvida hacer ruido.
A veces hace por salir del nido
y si no lo consigue, humano, llora.
A veces suena a Dios. De todos modos
es un reloj y un día, como todos,
se quedará parado en cualquier hora.
Carlos Murciano
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